Capítulo 95. "EL FINAL" Tiempo perdido
Leiah despertó entre luces suaves y un murmullo de voces apagadas. El olor a desinfectante y la sensación de vacío en el pecho la hicieron entender que algo había pasado. Tardó unos segundos en recordar… el dolor, la sangre, el miedo, el grito de Darren.
Una enfermera la vio abrir los ojos y sonrió con calma.
—Sus bebés están estables, madame. Fueron fuertes, igual que usted.
Leiah dejó escapar un sollozo, apenas audible.
Sus manos buscaron a tientas el borde de la cama, como si necesitara asegurarse de que seguía ahí.
—¿Y Alexei? —preguntó con voz débil.
La enfermera dudó antes de responder.
—Se retiró esta mañana. Dejó todo cubierto y… una carta para usted.
El sobre descansaba sobre la mesita junto al ramo de flores blancas. Con manos temblorosas, Leiah lo abrió.
> “No puedo quedarme a ocupar un lugar que no me pertenece. Te amé, Leiah, con la misma devoción con la que se ama una causa perdida. Pero este no es mi destino ni el tuyo. Cuida a los niños. No me busques.