Kylie —una chica que parecía haber nacido sin una pizca de suerte— tenía un oscuro historial con el asistente Brown.
Una decisión estúpida y temeraria le había costado el trabajo. Su vida se vino abajo en picada y terminó sobreviviendo como novelista en línea.
Cuando se quedaba sin ideas, solía deambular por una librería. Era un lugar seguro: casi nunca se encontraba allí con gente de su pasado.
Hasta hoy.
Y de entre todos… tenía que ser él.
Ese tigre aterrador.
‘¿¡Por qué él?!’ gimió para sí.
—¿Cómo ha estado, señor? Sinceramente me sorprende que alguien como usted aún se acuerde de mí.
—Alguien —murmuró Brown.
Kylie se tensó de inmediato. Sabía perfectamente lo que quería decir.
‘Sí, sí… para ti nunca fui una “persona real”,’ masculló mentalmente, bajando la mirada.
—Así que sigues viva.
Las palabras le atravesaron el pecho como un cuchillo.
‘Ah, ¿entonces se suponía que debía estar muerta?’
Fingió una sonrisa amarga.
—Jaja, por supuesto. Todavía respiro gracias a su… generosidad, s