39. Corazón hecho de cristal
Indra.
Tuve que tomarme dos vasos enteros de limonada para poder saciar mi ansiedad.
La noche parecía demasiado tranquila, de no ser por los hombres armados que custodiaban cada parte de la casa como si estuviesen resguardando al mismo presidente.
Mi vaso tintineó cuando lo deposité en el desayunador de la cocina, bajo la atenta mirada de Dante y Ulises.
Ambos tenían cervezas embotelladas en cristal, ya descubiertas; sin embargo, ninguno de los dos había dado un solo sorbo.
Sé que Dante había tomado precauciones con el barco que mantenía a su hermana y a mis hijos seguros. La lentitud con la que aquel mega yate desapareció, sin una sola luz encendida, sin nadie a la vista, me hizo entender que Luka estaba al tanto de la situación.
Apenas me sentí un poco segura sabiendo que el ruso estaba como responsable de la seguridad de mis hijos.
Nada me iba a calmar totalmente hasta que Ulises y sus soldados desaparecieran de aquí.
Pude ver de reojo la silueta de Jorge recargada contra la pue