20. Solo quiero venganza
Dante.
El sonido ensordecedor de la explosión que provino del carro a unos metros, me dejó desorientado unos segundos.
Alce el arma de grueso calibre para disparar hacia los carros cercanos ahí donde entre los pedazos de chatarra se ocultaban hombres armados dispuestos a matarme. A llevarse todo lo que era mío.
El chino gritó algo a través el intercomunicador que tenía en la oreja, sin embargo el rugido de las balas no me permitió escuchar plenamente.
Me lancé al suelo y comencé a arrastrarme entre los destrozados automóviles tratando de acercarme a aquella camioneta blindada de donde salían metralletas.
La sangre y los cristales parecían un extraño y peligroso río a mi alrededor. Desemboque detrás de una cajuela tratando de ver por un retrovisor roto.
Uno de mis fieles hombres me pasó el lanzacohetes a plena luz del día. Estábamos en una de las avenidas principales. Desolada y aterrada en este momento. Así estaba mi comunidad. Escondida.
La rabia acumulada dentro de mi me hizo