No, nada. - Y sin decir más, se dirigió a su habitación. Vio en el rostro de su madre un poco de tristeza; sabía que era por su comportamiento. Ya en su habitación, se sentó al borde de su cama y reflexionó sobre lo que había hecho. Decidió salir de su habitación y estar con los suyos.
- ¿A dónde van? - Preguntó, al ver que ellos estaban saliendo de la casa.
- ¡Queremos dar un paseo! ¿Te animas a acompañarnos? - replicó Juliana.
- Está bien. - Pedro y su madre esbozaron una sonrisa. Se subieron al auto de Pedro, que era bastante amplio.
- ¿A dónde quieren ir? - preguntó Pedro, tomando el papel de anfitrión.
- Me gustan los parques de diversiones. - dijo Isabel. Los demás la miraron y rieron, pero aceptaron complacerla. Parecían niños jugando y corriendo. Isabel aprovechó que Pedro y Juliana fueron a comprar helados para acercarse a su madre.
- ¿Cómo has estado?
- Bien, aunque se siente extraño volver después de tantos años.
- No son tantos.
- Tienes razón. - sonrió. Pedro y Juliana,