36. Sepultura de reyes
Indra.
Guadalajara, Jalisco.
La lluvia parecía querer llevarse las penas, arrastrándolas junto con el viento.
Decenas de hombres vestidos de negro custodiaban a los poderosos del narco, cubriendo cada metro cuadrado del enorme panteón privado de la ciudad.
Desde lejos, vi los drones volando, creando otro perímetro de seguridad para Fausto y sus aliados.
Emmett ya sostenía el paraguas transparente para mí mientras mantenía la puerta abierta de la Suburban.
Bajé con todo el cuidado posible sobre el piso de piedra, intentando no resbalar con los tacones negros Valentino que sentía me estaban asesinando las plantas de los pies.
Nunca había estado en Guadalajara. Y claramente no quería que mi primera visita fuera para asistir a un funeral.
El funeral del hijo de Fausto.
Un hijo del cual jamás supe que existía... aunque algo me decía que Fausto tampoco fue un padre en todo su esplendor.
El me invitó a acompañarlo con la mirada, junto a Ulises, Vladimir y su gente más cercana, pero negué su