Una cena interrumpida (1era. parte)
Al día siguiente
New York
Karina
Estoy sentada frente al escritorio de Cristina. La oficina huele a café recién hecho y papeles de archivo; ella revisa unos documentos mientras yo jugueteo con un bolígrafo entre los dedos, nerviosa. Mañana es el cumpleaños de Lance y aún no sé qué regalarle. La incertidumbre me carcome, así que decido preguntar directamente.
—Cristina, necesito ayuda —le digo con una sonrisa forzada, casi suplicante—. ¿Qué demonios le regalo a tu hermano? No quiero fallar en algo tan importante.
Ella me mira por encima de sus gafas, deja a un lado los papeles y apoya el codo en la mesa.
—Karina, no te preocupes tanto —me dice con un tono calmado, casi maternal—. Mi hermano será feliz solo con que lo recuerdes. Créeme, Lance no es tan complicado.
—Vamos, Cristina, dame al menos una pista —insisto, inclinándome hacia adelante, como si sus palabras fueran un secreto—. ¿Qué le gustaría de verdad?
Ella sonríe con picardía y suelta una broma.
—Bueno… a mi hermano lo que más