El mismo día

New York

Karina

Estoy aquí, en el dormitorio de Lance, sentada en la orilla de su cama, hojeando unas fotos que encontré sobre la mesa de noche. Paso las páginas con cuidado, como si pudiera romper el pasado con solo tocarlas. De pronto, lo veo recostado en el marco de la puerta, los brazos cruzados, mirándome con esa mezcla de curiosidad y deseo que siempre me desarma.

—Con que aquí estabas… —su voz suena grave, lenta, mientras acorta la distancia entre nosotros.

Levanto la vista y sonrío apenas.

—Solo miraba las fotos. ¿Esta es la misma que está en la oficina de tu madre? —pregunto, señalando una en particular.

Él asiente sin dejar de mirarme.

—Sí.

—Me gusta… te ves lindo en el caballo, junto a tu padre.

Sus labios se curvan en una media sonrisa, pero su voz se suaviza.

—Recuerdo ese día. Tenía seis años y no quería subir al caballo. Lloré como un tonto… hasta que mi padre me dijo que debía perder el miedo a todo e intentarlo. Y lo hice.

—¿Dónde están?

—En Cataluña, Espa