Siendo más que una pareja (1era. Parte)
Al día siguiente
New York
Lance
Creo que nadie sabe ponerle un candado al corazón. No estamos diseñados para eso. Al contrario… cuando sentimos, lo hacemos con todo: somos impulsivos, irracionales, tercos. Queremos besar cuando nos nace, abrazar sin mirar alrededor, decir “te amo” sin calcular el momento ni el lugar. Así debería ser, lo natural en una pareja que se ama.
Pero no… a mí me toca vivir a medias. Caminar con cuidado, medir cada gesto, cada mirada, como si estuviera haciendo algo indebido. Y por más que me repito que vale la pena, que debo tener paciencia porque la amo, hay días en que me arde la frustración.
No es natural vivir con miedo a que nos vean, a que nos descubran, como si lo nuestro fuera una vergüenza que hay que esconder bajo llave. Me duele pensar que su familia me ve como una amenaza o un error… cuando lo único que hago es quererla. Y me pregunto hasta cuándo podré seguir así, robando momentos, fingiendo que me basta con migajas de tiempo, como si amar de verda