Diciembre
Londres
Lance
La época de fiestas siempre es una locura, pero este año lo es más que nunca.
Intento dejar todo cerrado en el grupo Mckeson antes de viajar a Nueva York con mi familia y celebrar las fiestas en paz.
Apilo los últimos documentos, reviso mi agenda, y justo cuando cierro la carpeta final, la puerta de mi oficina se abre. Michael entra sin anunciarse, con esa sonrisa fría que nunca augura nada bueno.
—¿Qué se te ofrece, Michael? —pregunto sin levantar demasiado la vista.
—Solo quería recordarte, Lance, que debemos reponer estos días. No quiero que por tu culpa se ejecuten las cláusulas del testamento.
Cruzo los brazos, respiro hondo.
—Entiendo perfectamente. Sé que debo cumplir un año. Estaré aquí el 2 de enero.
—Cuando regreses necesito hablarte sobre algunos detalles de una compra de una empresa —agrega, fingiendo cortesía.
—Hablamos cuando retorne —respondo, guardando los papeles—. Felices fiestas.
En ese momento se abre la puerta otra vez y aparece Karina, herm