Una semana atrás
La rampa abierta del avión de carga era una boca que escupía a la oscuridad y al vacío. El rugido del viento se apoderó de sus cuerpos, una fuerza brutal que amenazaba con desmembrarlos antes de que pudieran caer.
El corazón de Vance latía con la furia de un tambor de guerra, pero su mente era un espacio de calma helada. Había saltado de aviones muchas veces en su juventud, un deporte de adrenalina que ahora se sentía como un recuerdo lejano, pero eso era diferente. La vida de Anastasia estaba en sus manos, y la gravedad era un juez implacable que no perdonaba los errores.
Los gritos de Anastasia se perdieron en el rugido del viento, un sonido de terror puro que Vance sintió hasta en sus huesos. Él, a pesar del pánico que se apoderaba de su cuerpo, se obligó a recordar sus clases de paracaidismo. No era lo mismo saltar con un equipo de profesionales en un ambiente controlado que saltar para salvar sus vidas. No había plan de emergencia, no había red de seguridad. Solo