25. La Duda de Julieta
El ultimátum de Julieta fue claro. «Haz algo, o este matrimonio será la ruina de tu orgullo.» Julieta no hablaba solo de su orgullo, sino del de Matteo, y de la fachada Franzani que estaba siendo perforada por la indiferencia de Isidora.
Isidora regresó a su suite, su mente en un torbellino. Había resistido la coerción de Matteo y el chantaje de Clara, pero el miedo de Julieta era más real, porque exponía la verdadera fragilidad de la alianza. Si Matteo regresaba con Lucía, no habría matrimonio, y su plan de escape con Clark & Co. se desmoronaría.
Se sentó en el borde de la cama, mirando la puerta doble. El deseo prohibido regresó, mezclado con la rabia. La idea de que su propio cuerpo pudiera traicionar su intelecto era insoportable. ¿Debía usar su propio deseo, la única cosa que Matteo no podía controlar, para manipularlo? ¿Debía convertirse en la amante que él esperaba?
Isidora no tenía tiempo para el colapso. Tenía un plan. Se puso el vestido que Matteo había comprado, un negro sim