CROW
La observo por unos segundos. No es solo una mirada, es una reivindicación. Mis ojos recorren cada centímetro de su cuerpo, desde la tensión en sus hombros hasta el puño cerrado que tiembla a su costado. Es obvio que ella me odia. Lo sé, por esa tensión en su cuerpo y esa respiración. Lo irradia como un veneno que debería matarme, pero en cambio, me alimenta.
Una sonrisa lenta se dibuja en mis labios. De pura satisfacción, cruda, animal. Por fin la tengo atrapada en mis garras, en mi puto mundo.
—¿Eso es todo? —pregunta después de un tiempo que nos quedamos en silencio ambos, su voz sigue sonando cortante, ni siquiera me mira ahora.
Esos ojos, que arden como brasas, se clavan en la pared detrás de mí, como si yo no fuera lo último en la tierra que no desea no mirar. El aire se espesa con su desprecio.
Puedo sentir el odio que siente por mí, casi diría que se desprende de su piel. Y eso me gusta más de lo que podía imaginar.
No respondo a su pregunta, solo me quedo fijamente v