14:05 hs. - Damián.
Clara se estaba retrasando y yo no tenía tiempo que perder. Santiago quería que lo acompañara a no sabía qué sitio en poco más de media hora y yo estaba ahí todavía, siguiendo los caprichos de la maldita becaria.
Resulta que ese día, cuando me desperté en el cuartito, Clara se había ido y me había dejado una nota al lado de mis cosas; «A las 14 en donde siempre. Besitos» decía exactamente. Lo cierto es que ya no tenía por qué continuar haciéndole caso, ya que ahora yo tenía algo con lo que chantajearla también, pero me parecía buena idea aclarar todo lo que había pasado entre nosotros y también decidir qué es lo que haríamos con lo de Santiago y Lau.
—¡Dami! —gritó la escandalosa en la entrada de la cafetería&m