23:45 hs. — PERSPECTIVA: Zamira.
—¡Aaahhh! ¡Aaahhh! ¡Aaahhh...! Joder... Dios... Qué locura... ¿Q-Qué haces? ¡Quita, coño!
—Venga... Un besito nada más.
—¡Que no, que te quites de encima!
—Vaya carácter...
Cada semana lo mismo, cada polvo igual, que si beso por aquí y que si abrazo por allá... Al tío se le había metido en la cabeza que éramos algo más que 'sólo sexo' y, por más borde que fuese con él, no había manera de hacerle creer lo contrario.
—Haz lo tuyo... ¡Vamos!
—¡Oh, sí, capitán! ¡Mi capitán!
Un tira y afloja constante que, generalmente, terminaba con uno de sus magistrales cunnilingus o con algún simpático intento de hacerme la pelota. Y, ¿qué puedo decir? En ese momento de mi vida no necesitaba mucho más para ser feliz.
—No me voy a aburrir nunca de escucharte correrte —decía, chulo como él solo, mientras se recostaba en su lado de la cama y se encendía un cigarro.
—Pues a ver si me dejas hacerlo a mí primero alguna vez, porque vaya tela —le respondí yo, intentando bajarlo