Gracia
—Solo sentí que... —Tristán se detuvo y tragó saliva—. Quería venir a verte.
No necesitaba preguntar cómo me encontró. Si él quería, podía encontrarme en cualquier parte.
Me quedé inmóvil, mirando fijamente sus ojos desenfocados. Me miraba como si estuviera atravesándome, pensando en algo más.
Mis ojos bajaron hacia las mangas de su chaqueta, deteniéndome en las gotas de agua que resbalaban por los bordes. Miré sus pies y suspiré.
—La lluvia paró hace más de una hora. ¿Por qué estás empapado? —Fruncí el ceño.
La mirada de Tristán siguió la dirección de mis ojos y se detuvo en el charco que se había formado alrededor de sus pies. Sus hombros cayeron, haciéndome parpadear. Era la primera vez que lo veía así: abatido y perdido.
—Puedo pedirle a Lucas que suba con un traje y...
Agarré la manga de su chaqueta y lo llevé dentro del apartamento. El frío de su mano se filtró a través de mis dedos cuando rozaron su piel.
Dejándolo de pie junto a la pared, cerré la puerta y suspiré, bajan