Gracia
No dije nada, simplemente le di la espalda y volví a preparar el té.
Debía sentir solo algo de compasión por él y su familia...
Pero seguía siendo más que eso. Mi corazón se encogía cada vez que pensaba en lo que Tristán debía estar sintiendo en ese momento. Dolía más cuando pensaba en Carmen y Ana. Era enfermizo sentir algo por Carmen... pero no podía evitarlo.
Tristán permaneció detrás de mí por unos momentos. Luego, se alejó y se sentó en el sofá.
Le lancé una mirada de reojo, observando su cabeza agachada y sus dedos peinando su cabello mojado.
—El... peor hecho de la vida es que... —murmuró Tristán en voz baja—. no puedes elegir a tu familia.
Los rostros de mis padres aparecieron ante mis ojos. Tenía razón, si pudiera elegir, habría elegido nacer de cualquier persona menos de ellos. Habría elegido a cualquiera como mi hermana menos a Lucía.
—Si eso no fuera suficiente... ni siquiera puedes cambiar su pasado o regresar para hacer que elijan algo diferente. —Susurró Tristán.