—¿Dónde te pidió que la vieras?
Su voz profunda me sacó del trance.
Aparté la mirada y dirigí los ojos hacia la ventana antes de responder. —En el Club Euforia. Tengo que estar ahí a las ocho.
—Lucas. Llévanos al Club Euforia —le ordenó Tristán a su hombre que manejaba el auto.
—Sí, jefe —respondió con tono cortante.
—¿Por qué vienes conmigo? —pregunté con curiosidad.
—¿Vas a ir así? —preguntó Tristán en lugar de responderme.
—¿Así cómo? —bajé la vista hacia mi ropa: una blusa y una falda con tacones. ¿Qué tenía de malo?
Dirigí la mirada a su rostro, intentando encontrar algún defecto. Tristán se inclinó y me soltó la coleta del cabello.
Grité, tocándome el cuero cabelludo adolorido. Mis ojos lo fulminaron. —¿Por qué hiciste eso?
—¿Siempre te presentas así frente a Lucía y haces el ridículo? ¿Qué quieres demostrarle? ¿Que estás sufriendo y trabajando tiempo completo para mantenerte después de que te echaron? —los ojos de Tristán se entornaron hacia mí.
—Para tu información, no me echa