Gracia
—¿Qué te pasó en los pies?
Sorprendida, bajé la mirada y arrugué la nariz. Mis pies no parecían estar en buen estado.
—Me derramé café encima—
Levanté la cabeza y me quedé muda de asombro. Tristán ya había cruzado la mitad de la oficina, acercándose a mí con zancadas largas.
Cerré la boca entreabiertay tragué saliva. Se remangó las mangas, mostrando sus brazos venosos y la tinta negra que se asomaba por debajo de la camisa blanca.
Mi mirada se dirigió hacia sus antebrazos antes de volver rápidamente a su rostro. Se detuvo a un paso, con los ojos entrecerrados enmis pies.
—¿Quién lo hizo? —preguntó con voz grave.
Se me tensaron los hombros. —Me derramé café en los pies por accidente.
—¿Y andas caminando por ahí en lugar de aplicarte pomada en las quemaduras? —Lentamente, sus ojos encontraron los míos, y una emoción extraña pasó por ellos.
—Yo... no tuve... tiempo —susurré, incómoda por cómo estaba investigando toda la situación.
—¿No tuviste tiempo para qué? —preguntó y me agarr