Alondra Jiménez, es una mujer joven con veinticinco años, un metro setenta de estatura, de cuerpo atlético, su piel como el caramelo hace juego armoniosamente con unos ojos color miel y el castaño de su cabello. Una chica sencilla que a pesar de haber pasado por las peores situaciones de su vida, entre ellas la muerte, hoy en día se encamina al pináculo de sus éxitos, habiendo logrado cosechar tanto desde su adolescencia, solo necesita alcanzar una meta más. Éxitos, una buena posición social y una lucha interna constante que la hace mantenerse alejada de lo que ella cree será el tropiezo más grande de su actual vida, los miedos de un pasado doloroso la hacen precavida y circunspecta, una atea del amor. Christopher Freites dejará desconcertada a la hermosa Alondra con sus ojos azules y su metro ochenta, un chispazo de energía que se intensificará cuando la atracción entre los dos sea tan evidente que evitarlo sea imposible. ¿Alondra seguirá el camino que construyo ella misma pavimentándolo con sus sueños y deseos o tomara la decisión de no recorrer ese camino sola?
Leer másLa vida no siempre empieza como soñamos, sin embargo, sus lecciones nos ayuda a levantarnos y a continuar, quizás errando en algo durante el camino, pero nunca es tarde para remediar.
Alondra Jiménez
Por dónde empezar a contar mi historia, creo que lo ideal sería desde el principio, aunque los recuerdos de la primera época de mi vida no me son del todos claros, mi corta edad en ese tiempo influye mucho tiendo a distorsionar cualquier anécdota que se venga a mi mente, pero de lo único que estoy segura es de mi origen humilde. Sí, no nací en cuna de oro ni nada parecido, todo lo que ahora tengo lo he conseguido a fuerza de sudor y lágrimas.
Soy hija de madre soltera, algo muy común entre las comunidades rurales de Misisipi, por cuestiones de sobre vivencia nos fuimos a vivir a Milwaukee, una ciudad del estado de Wisconsin en el interior del país donde fui criada, está en la costa oeste del lago Michigan, es muy conocida por las cervecerías que abundan y las cuales ofrecen un recorrido por toda la industria de la cerveza. Sobre el río Menomonee, el museo Harley-Davidson, donde se exhiben motocicletas clásicas, entre ellas una que le perteneció a Elvis Presley. Cerca encontramos el museo público de Milwaukee, con su villa Europea a gran escala y una recreación de la antigua Milwaukee.
Esta etapa de mi vida fue medianamente tranquila, mi mamá era la que siempre estaba tratando de cubrir nuestras necesidades con mucho esfuerzo, yo no comprendía muy bien las cosas, pero trataba de hacerla sentir bien con un abrazo o con un te amo, mami, siempre sonreía y me hacía sentir especial ver esa sonrisa en su cara era como si hubiese alcanzado el logro más grande de mi corta vida. Todo se volvió realmente oscuro cuando a mis nueve años de edad un primo se acercó a mí con malas intenciones, muchas veces me pidió quitar mi ropa interior y que me acostara con las piernas abiertas mientras él se frotaba contra mi piel con fuerza hasta que sus fluidos se disparaban, otras veces me pidió que tomara su entrepierna con mi boca y lo lamiera como si fuese un caramelo hasta que sentía el salado de los líquidos que salían de él, me decía que entre los primos era normal hacer esas cosas, pero siempre quedaba adolorida y no me gustaba me hacían sentir triste, poco a poco fui rechazando la opción de quedarme a solas con él, nunca dije nada sobre el porqué del temor a estar cerca de él o tan siquiera verlo, pero gracias a Dios, se tuvo que ir muy lejos y yo pude respirar tranquila de nuevo hasta que mi mamá un día llego con un amigo a casa que quería que yo conociera.
Al principio, Richard, mostraba ser una excelente persona y un hombre admirable, íbamos a misa cada domingo y los alimentos en casa empezaron a abundar, pude ingresar a la escuela pública, pero tuve que recibir clases especiales para nivelarme porque estaba muy atrasada, Richard se mudó a vivir con nosotras y se hizo cargo de mis estudios podría decirse que por un breve instante saboreamos la felicidad.
Pensar en esos años en los que mi carácter se formó aún siguen doliendo como si la herida no hubiese sanado aun, me cuesta pensar en ellos sin dejar escapar una o dos lágrimas, pero creo que es necesario que conozcan un poco de mí para poder entender el motivo que tengo para estar alejada de los hombres y sus mentiras.
Un día, cuando ya tenía once años después del colegio, Richard pasó por mí para ir a casa, pero ese día mi mamá aún no llegaba de su trabajo, entonces fue cuando de sus labios salieron esas funestas palabras que por muchos años me atormentaron.
—Es hora de cobrar la inversión que hago en ti mi pequeña. —al momento no entendí a que se refería con eso, solo asentí diciendo si papi Richard, él me pedía constantemente que lo llamara de esa manera y mi mamá estuvo de acuerdo no viendo ningún inconveniente, ella estaba enamorada—. Tu madre llegará tarde hoy, así que tenemos tiempo suficiente para que me enseñes todo lo que tienes —cierto sentimiento de terror se expandió por mis huesos, pero trate de controlar el temblor de mis manos y piernas, era Richard, él siempre nos protegía no habría porque tenerle miedo.
—¿Qué quieres decir papi Richard? —pregunte y me aleje un poco de para ir a mi habitación.
—No vayas a tu cuarto, necesito que vengas conmigo a mi refugio —en la casa había una habitación separada que Richard tomo para él y lo llamaba el refugio, allí solía estar con sus amigos tomando, nunca dejaba que mi mamá o yo entráramos.
—Papi Richard, pero a ti no te gusta que mami o yo entremos —digo para persuadirlo de que no me lleve allí.
—Tú eres especial Alondra, solo tú puedes entrar cuando yo te lo pida, ahora ven conmigo, no me hagas traerte a la fuerza —se acerca y me extiende la mano, la cual tomo para caminar en silencio hasta el refugio—. Cuando eres obediente me dan ganas de premiarte dándote de comer con mi cuerpo, pero esta vez me hiciste pedírtelo dos veces te has portado mal y eso me hace pensar en distintas formas para castigarte —murmura haciendo que todo mi cuerpo se sacuda convulsivamente—. No temas Alondra, te gustará, ya verás —susurra bajando la cara hasta mi oído.
No tengo que decir lo que ocurrió esa tarde y todas las tardes que le fueron posible, se había obsesionado tanto conmigo, una niña, que ya no dormía con mi mamá y cuando ella le reclamaba por algo él la golpeaba y luego se encerraba con ella en la habitación por mucho tiempo, hasta que un día ya no pudo seguir manteniendo su secreto, me empecé a sentir mal mareos constantes y las náuseas o los vómitos no me dejaban pasar ningún alimento hasta el agua me causaba asco. En ese entonces ya contaba con catorce años y una de mis profesoras se dio cuenta de lo demacrada que estaba y me pidió ir a la enfermería donde según los síntomas la enfermera me hizo hacer pipi en un recipiente y luego metió una varita.
—Tenemos que esperar cinco minutos para tener los resultados —dijo y dejo el bastoncito a un lado, yo miraba de reojo impaciente no sabía que era esa varita, pero presentía algo ya nos habían dado clases de biología donde nos explicaron la reproducción de la especie humana y sabia bien que lo que Richard hacía conmigo eran relaciones sexuales, debí hablar cuando tuve cocimiento de que lo que hacía estaba mal, pero él me manipulaba diciendo que mi mamá se quitaría la vida si él se iba de nuestras vidas y todo seria por mi culpa, no quería quedarme sola en el mundo.
El constante abuso me habían convertido en una joven apartada, no tenía, amigas ni hablaba con nadie, mis profesores no tenían quejas sobre mi rendimiento, no podía fallar porque si lo hacía Richard me castigaría y temía cada vez que lo hacía, una vez tuve que complacerlo a él y a un amigo suyo que solo deseaba usar mi entrada trasera, fue muy doloroso tener a los dos adentro al mismo tiempo siendo tan pequeña, Richard obligo a mi cuerpo a madurar antes de tiempo.
Dos rayitas azules se dibujaron en el bastoncito pasado el tiempo, la enfermera lo tomo y me lanzo una mirada de lástima, no quiero pensar en lo peor, pero el hecho de que llamara de nuevo a la profesora con urgencia no me daba buenos presagios. Estaba embarazada.
Mi madre se materializó en el colegio y por primera vez en toda mi vida ella me grito e insulto cuanto pudo, me abofeteo con tanta fuerza que sentí el sabor metálico de mi propia sangre dentro de mi boca. Lo siguiente fue exigirme que les dijera el nombre del padre de mi bebe, pero yo nunca había tenido novio, Richard me lo tenía prohibido, me repetía una y otra vez que yo solo le pertenecía a él y era él quien decía a quién prestarme y cuando.
Fue tanta la presión ejercida sobre mí por parte de mi mamá, la profesora y la directora que no me quedo más remedio que decir lo que ocurría, dije todo lo que había sucedido durante tanto tiempo en mi propia casa, mi mamá entro en un ataque de histeria al principio se negó a creerme, pero luego de unos minutos en los que supongo analizo la situación que vivíamos en casa reacciono tomándome de la muñeca para salir conmigo casi que llevándome de los pelos para ir a la policía a levantar una denuncia.
El suplicio que viví con Richard se acabó, pero ya el daño estaba hecho, todo el mundo se enteró de las múltiples violaciones y del embarazo resultado de los abusos, mi mamá no quiso someterme a un aborto y luego de pedirme perdón hasta el cansancio me prometió que nunca me dejaría sola con todo eso.
Los nueve meses pasaron volando y al fin tuve mi bebe en brazos, me costó muchísimo traerlo al mundo tanto el bebe como yo sufrimos durante diez largas horas hasta que al fin salió de mí, recuerdo que estuve inconsciente durante tres días y siempre he pensado que mi bebe solo esperaba a que yo despertara para conocerme porque dos horas después murió, el doctor dijo que nació con una extraña enfermedad congénita que fue un milagro que yo lograra verlo aún con vida.
En fin, nadie volvió a mencionar nada sobre el tema, Richard se fue a la cárcel por muchos años, mi madre se olvidó de volver a tener una pareja, sentía miedo de volver a pasar por lo mismo y de algún modo me contagié de su temor, durante mi adolescencia no tuve novio ni amigos, siempre buscaba la forma de mantenerme alejada a pesar de la constante insistencia de mi psicóloga para que me relacionara con mis compañeros, pero por más que lo intentaba algo dentro de mí me gritaba que la historia se volvería a repetir.
Me costó muchísimos años entender que el hecho de tener amistades no implica una relación amorosa y que yo tengo toda la libertad de decidir, por lo que ahora siendo adulta me relaciono más, es verdad que también lo hago para cumplir la promesa que le hice a mi madre antes de morir, ella con su último aliento me suplico que no me encerrara como ella, que viviera y conociera lo maravilloso que es vivir, sin embargo, en este momento no tengo tiempo para hombres, solo para mis amigos y disfrutar de mi soledad, después de todo a penas tengo veinticinco años, soy exitosa, independiente y no tengo limites en cuanto a mi crecimiento profesional.
La vida me dio tantos regalos, un hombre con pancita, dos voces inocentes que me dicen mami y la felicidad plena y total. Tal vez la vida no inicia como soñamos o deseamos, quizás sus caminos son tormentosos y llenos de obstáculos, sin embargo, jamás es tarde cuando al fin la dicha nos llega, solo hay que saber verla y disfrutarla.AlondraHan pasado dos años desde que nacieron los gemelos, Christopher ha insistido demasiado en tener un nuevo bebe, al principio me aterró la idea de volver a pasar por todo el trauma que viví cuando Cristian y Adeline nacieron. Pero luego pensé que no está bien vivir con miedo toda la vida, ya desperdicié gran parte de la mía por no saber cómo dejar ir los horrores del pasado.Hace tres meses dejé de cuidarme y he estado visitando a mi médico en secreto, solo él sabe sobre mi secreto, necesitaba estar completamente segura de que puedo quedar embarazada sin tener complicaciones durante el parto, por lo que me aseguro que una vez se confirme el positivo m
Así es como luego de tantas tormentas nuestra historia empieza al fin, tú a mi lado y yo al tuyo, amándonos eternamente por sobre todo. Tú me enseñaste tanto y yo me hice más fuerte por ti y para ti.ChristopherEntro al consultorio junto Andrea y tomamos asiento, la enfermera se retira y nos deja a solas con el médico. Intento penetrar en el alma del hombre para descubrir que es lo que tiene que decir, pero es imposible sacar algo de esa mirada grave y neutra que no refleja ninguna emoción.—¿Sucedió algo con mi esposa? —pregunto ya no pudiendo soportar más el silencio.—Su esposa se encuentra en perfecto estado, diría que mejor de que esperaba. —El alivio invade mi alma y sin querer me doy cuenta de que tanto Andrea como yo soltamos el aire retenido y empezamos a respirar de nuevo.—¿Seguro que se encuentra bien, doctor? —pregunta Andrea.—Despertó hace una hora y aunque debe tener ciertos cuidados por la herida de la cesárea ella se encuentra bien, sin embargo, debido a las complic
Escapas de manos del ángel de la muerte y nos llevas a un infinito rodeado de estrellas en el que no canso de jurar que te voy a amar hasta más allá del fin de mis días.ChristopherEntro en silencio, tal como se me indicó, al lado de la cama de mi esposa hay una cuna lo bastante grande como para albergar a dos ocupantes. No habíamos querido saber el sexo de nuestros hijos hasta su nacimiento, es increíble que hayan nacido sanos con treinta y seis semanas, son prematuros, pero según lo que me han dicho, gracias a que no fallamos en los controles y ella tuvo una buena alimentación además de haber tomado todos sus suplementos, ambos bebes están perfectamente desarrollados.No obstaste, los tendrán en cuidados neonatales, ya que al ser un embarazo múltiple el peso de ambos bebes es inferior al de un solo bebe. Pero según me ha dicho la pediatra que mil quinientos gramos y mil seiscientos gramos son un excelente peso, considerando que son mellizos.—Lo dejaré a solas cinco minutos, felici
Es aquí donde nuestros corazones se encuentran y se hacen fuertes al unirse por toda la eternidad. AlondraEstoy asustada, tengo miedo, no quiero hacer esto sola, pero también tengo que pensar en mis hijos. Necesito a mi esposo, quiero que esté a mi lado. Colocan delante de mí una cortina que me impide ver lo que realizan del otro lado, mis lágrimas se desbordan por la desesperación al recordar cómo fue mi primer embarazo y el resultado.—¿Siente esto? —pregunta el médico haciendo que centre toda mi atención en él.—¿Qué?—Bien, procedamos —responde y entiendo que ha empezado.De pronto la puerta se abre y entra Christopher, vestido con el atuendo de las enfermeras.—¿Quién es usted?—Es mi esposo, no lo saquen por favor.Extiendo mi mano hacia él apenas lo veo y de algún modo me siento más fuerte y segura.—Todo va a estar bien mi amor, ya estoy aquí —pronuncia y sus palabras son un bálsamo que calma todas mis angustias—, lo estás haciendo bien, relájate.Asiento sosteniendo su mano
Doy un paso al frente en el que mi paraíso se llena de nuevas esperanzas, las ilusiones recién brotadas despliegan sus pétalos y perfuman el aire con su toque de vida, llenando la mía de inmensa felicidad.AlondraEs increíble como basto con que me hiciera una prueba de farmacia para que yo me inflara como un pez globo, ya estoy de ocho meses y casi ni puedo caminar, porque para el colmo no es solo un bebe el que viene en camino, sino dos. No entiendo cómo es posible que una persona pueda darle refugio a dos personitas dentro de sí misma, pero aquí estoy recibiendo todos los cuidados y mismos posibles de mi esposo.Hace casi un año solo soñaba con algún día poder tener una familia, aprovecharme de mi posición económica para adoptar porque estaba completamente segura que jamás podría estar con un hombre, no obstante, la vida me demostró que no todo está escrito ni que hay que dar las cosas por hecho.Todos, Andrea, Christopher y el señor Santiago se la pasan dándome de comer como si fu
Tu mano me libero del infierno, fuiste ese dios que se hizo inmortal al entregar su alma por la mía cuando nadando contra la corriente me trajo de vuelta. Alondra Su boca devora mi cuerpo sin piedad, se desliza por mi piel desnuda dejando un camino plateado de saliva a su paso, arranca gemidos y jadeos de mi garganta con cada una de sus íntimas caricias. Intento detenerlo tomándolo del pelo cuando su boca se dirige a mi feminidad, sin embargo, me toma de las muñecas y las alejas, a pesar de que sus manos se cierran con fuerza no me causa ningún tipo daño. —Déjame beber de ti para entender que esto no es un sueño, que lo que sucede entre los dos en este momento es real, por favor —pide derrumbando mis barreras. Su boca se sumerge en mi encharcado centro y obra con destreza, provocando que mis caderas se elevan por sí solas para ir a su encuentro, a medida que su lengua me tortura, mis manos libres de su agarre se aferran a las sabanas al tiempo que siento como la presión y el calor
Último capítulo