—Me agrada saber que vino a mi fiesta, señor de la Rosa. —Saludo educado, disfrutando ver su viejo y débil cuerpo tensarse por mi presencia.
Sebastián de la Rosa, un hombre mayor con una reputación apenas estable. Por la superficie parece amable, tranquilo y familiar, pero en realidad es un manipulador que usa métodos muy cuestionables para lavarle la mente a todo el que trabaje para él y convertirlo en una marioneta que siga sus órdenes sin cuestionar. No es muy valiente, tampoco muy fuerte, y como tiene que cuidarse constantemente del que dirán, no actúa abiertamente amenazante. Sabe moverse en las sombras, encontrar la debilidad de alguien usando sus gustos en su contra y cuidando cada detalle para manipular con astucia, y hacer pensar a los demás que piensen que es su idea. De esa forma consigue lo que quiere, no se ensucia las manos y tiene un chivo expiatorio en caso de ser necesario si las cosas no salen como él planeó. Como odio desperdiciar un talento tan bueno. Verdaderament