Capítulo 32.
Albert madrugó esa mañana. Tomó solamente un jugo verde y se fue a la reunión con su padre. Había dado ordenes precisas de llevar a Renata al aeropuerto a la una de la tarde, se fue sin despedirse pues ella seguía durmiendo. En esa reunión se definiría todo el futuro de ELAD.
Al llegar al Corporativo en Londres, saludaba a todos los socios de la empresa. Se media el poder y dinero dentro de esa sala; varios meseros se movían dejando cafés y tentempiés. Cuando Max ingresó todos guardaron silencio. Una mesa elegante ovalada estaba en el lado izquierdo del salón.
—¡Bienvenidos! Por favor, pasemos a la mesa —indicó sonriente como si se tratará de una reunión sin importancia.
Todos los meseros y guardias personales salieron en seguida de la sala. Los demás tomaron asiento e inmediatamente una pantalla enorme apareció con muchos datos con diferentes temas en ella.
—Como es del conocimiento de la mayoría, estamos pasando por una situación delicada en cuanto a la privacidad en el sistema de la