Capítulo 31.
Miguel estaba desesperado por verla. Recién entraban a la suite del hotel con Armando. Se quedaron en otro hotel cerca, para evitar alertar a Albert. Había quedado de verse con Luis dentro de dos horas. Estaba muy enojado, pero sobre todo contrariado. Nunca cruzo por su mente que Luis lo traicionaría. Lo había investigado y su perfil no tenía nada raro; huérfano y con formación militar, nunca se casó, ni tuvo hijos. Cuando Renata desapareció intento contactarlo por todos los medios y fue como si la tierra se lo hubiera tragado.
El sentimiento de frustración e impotencia rebasaron su límite. Estaba cansando, mental y físicamente. Era como si constantemente estuviera luchando por tener una familia y entre más luchaba, el universo se encargaba de frenarlo. No era justo para Renata, su hija y él. Sin embargo, de algo estaba seguro; lucharía por su familia hasta el final.
—¿Estas listo? —preguntaba Armando un tanto nervioso, con miedo de que la reacción de Miguel sea impulsiva.
—No haré ni