Capítulo 46. Final
Los días previos a la boda transcurrieron entre risas, preparativos y promesas. El nuevo hogar de los Hunt se llenó de flores, telas blancas y el delicioso aroma del pan recién horneado.
Leana organizaba cada detalle con una energía que sorprendía a todos; parecía, al fin, la mujer alegre de antaño. La madre de Renata y Edith la ayudaban en todo. Se habían vuelto buenas amigas, y juntas disfrutaban de cada momento.
Renata lucía radiante. A veces se detenía frente al espejo, tocaba su vientre y sonreía al sentir los primeros movimientos del bebé. Miguel la observaba desde la puerta, fascinado, sin poder creer lo afortunado que era.
—¿Sabes lo que más deseo, amor? —le susurró, abrazándola por la espalda—. Que seas inmensamente feliz.
—¿Acaso no se me nota? —respondió Renata, mirándolo con ternura a través del espejo—. Porque tú y mis hijos me hacen inmensamente feliz.
Por las noches, todos cenaban en familia. En realidad, era una familia numerosa, pues los padres de Renata y la familia d