Capítulo 38: Provócame... Y arde
El salón del hotel estaba lleno de ejecutivos, cámaras, luces cálidas y copas de vino blanco.
Era una noche de networking, discursos, relaciones públicas.
Pero para Sebastián, era algo más: el escenario perfecto.
Había observado a Valentina desde la distancia durante días.
Fuerte. Imperturbable.
Pero había visto la grieta.
Había sentido el leve temblor en su voz aquella vez.
Y él quería más.
La vio entrar con un vestido rojo escarlata.
No era casual.
No con ese escote en la espalda. No con ese brillo en la piel. No con ese paso de mujer que sabe que todos la están mirando.
Especialmente él.
Ella también lo vio. Pero no se detuvo.
Le sonrió a dos empresarios, conversó con una ejecutiva del fondo alemán, y tomó su copa con una elegancia venenosa.
Sebastián esperó. Paciente.
Y cuando el anfitrión del evento tomó el micrófono para anunciar el bloque de “casos de éxito empresarial”, él intervino.
—Quisiera proponer algo —dijo desde la mesa principal, alzando la copa.
Todos lo miraron.
El a