El apartamento estaba en penumbra. La cafetera seguía encendida, pero el café se había enfriado. Tomás le daba vueltas a su taza sin beber. Valentina estaba en el balcón, mirando la ciudad que se extendía como una maqueta inmóvil. Ninguno hablaba. Y eso lo decía todo.
El mensaje que ella había recibido flotaba entre ambos. *"Uno de ustedes ya fue tocado."* Era una frase sencilla. Pero como toda amenaza bien construida, funcionaba por insinuación. No necesitaba pruebas. Solo dudas. Y ya estaba haciendo efecto.
Tomás repasaba mentalmente cada palabra, cada gesto de Valentina desde que se conocieron. Su lealtad había sido firme, constante, pero... demasiado firme. ¿Y si era una actuación? ¿Y si había algo que ella no le había contado? Cuanto más pensaba, más se hundía en esa posibilidad.
Valentina, desde el balcón, también había comenzado a cuestionar. Tomás era inteligente, siempre un paso adelante. Sabía infiltrarse, moverse sin dejar huella. ¿Y si todo esto era parte de una estrategia