Al principio no lo notaron. Todo parecía avanzar.
La nota en el blog comenzó a ganar tracción. El periodista envió un mensaje cifrado que decía: *"Está funcionando. Se viene más."* La auditora había aceptado reunirse nuevamente. Tomás consiguió acceso a otra capa de información bancaria que implicaba a un socio cercano de Montenegro.
Pero en menos de 48 horas, la marea cambió.
---
El blog fue eliminado sin explicaciones. Las cuentas del periodista desaparecieron. El sobre que Tomás le había dejado fue devuelto a su casillero personal con una nota: *"No nos interesa morir por la verdad."*
Valentina intentó comunicarse con la auditora. El celular estaba apagado. Al día siguiente, la mujer publicó un video negando cualquier vínculo con fraudes financieros. Su tono era robótico. Sus ojos, vacíos.
—Está comprada —dijo Tomás, dejando caer su celular sobre la mesa.
—O amenazada —corrigió Valentina, frunciendo el ceño.
Revisaron la carpeta una vez más. Algunos de los enlaces, antes funcionale