91. Ocho meses después
El silencio no borra el pasado; solo lo entierra lo suficiente como para que vuelva con más fuerza.
San Telmo del Mar... ocho meses después
El amanecer en San Telmo del Mar era distinto a cualquier otro lugar.
El sol tardaba en salir entre las colinas, y cuando lo hacía, bañaba las fachadas de piedra con un tono dorado y nostálgico. El aire olía a pan recién hecho y a sal marina.
Valentina Rizzo llevaba ocho meses viviendo allí, en un pequeño apartamento con vista al puerto. Desde su ventana, veía los barcos pesqueros regresar con la primera luz del día. Le gustaba ese momento: el rumor de las gaviotas, las voces distantes, el vaivén del agua. Era su forma de recordarse que seguía viva.
El pueblo era pequeño, amable. Nadie hacía demasiadas preguntas. En San Telmo, los secretos flotaban como bruma: se veían, se sentían, pero nadie intentaba disiparlos.
Esa mañana, mientras servía café en una taza blanca, Valentina hojeaba los manuscritos que debía traducir para una editorial local. Un