94. El precio del silencio
Los negocios del diablo
El mar golpeaba contra el muelle con una insistencia casi obsesiva, como si quisiera borrar todo lo que tocaba. Desde la oficina improvisada en el segundo piso del restaurante El Faro, Luca Moretti observaba la línea infinita de agua azul mientras hacía girar un vaso vacío entre los dedos. El vidrio tintineaba, rompiendo la calma artificial del lugar.
Un pueblo costero.
Pacífico.
Inofensivo.
Una fachada perfecta para el infierno que él estaba construyendo.
La puerta se abrió.
-- Señor Moretti, llegó el proveedor --dijo uno de los guardias.
Luca no movió un solo músculo.
-- Hazlo subir.
El guardia desapareció. Luca siguió mirando por la ventana. Abajo, el dueño del restaurante discutía con los pescadores mientras descargaban cajas de pescado. Los turistas pasaban sin notar nada, creyendo que este pueblo era un paraíso.
La ignorancia siempre había sido la mejor cortina de humo.
La puerta se abrió otra vez. Entró un hombre de unos cincuenta años, barriga apretando