Johannes se apartó del ventanal cuando el sol, en su retirada, le dio de lleno en la cara. Recogió todo lo que había tirado Estefanía y dejó la oficina. En el estacionamiento, sentada frente a su auto estaba ella. Se puso de pie al verlo.
—¿Por qué me dio un aumento? ¿Por qué no me despidió?
Tenía los ojos hinchados, parecía haber llorado. Ojalá él también pudiera llorar y sentirse mejor luego de hacerlo.
—Todo lo que ha ocurrido estas últimas semanas te ha generado mucho estrés, no voy a culparte por un arranque de ira que he contribuido a cosechar. ¿Por qué estás descalza?
—Da igual, no ha respondido mi pregunta.
—Lo hice, aunque tal vez no sea la respuesta que esperas. ¿Qué quieres que te diga?
—¡Que me está comprando, eso es lo que está haciendo! Me da dinero porque no pudo darme nada más, pero quiero que sepa que nunca esperé recibir nada de usted. Tuve un día de mierd4 y su jornada de huelga fue la gota que rebalsó el vaso. ¿Sabe lo difícil que es conseguir algo de tinta en