El sobre reposaba sobre la cama de Clara como una serpiente dormida. No tenía remitente, solo un nombre escrito con tinta negra en una caligrafía elegante y precisa: *Evelyn D'Armont*.
Clara sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. Sus dedos temblaron al tomar el sobre, como si el papel pudiera quemarla. Miró hacia la puerta cerrada de su habitación, asegurándose de estar completamente sola, y luego hacia la ventana, donde la tarde comenzaba a morir en tonos anaranjados.
Alguien sabía quién era. Alguien en la mansión Delacroix conocía su verdadero nombre.
Con el corazón martilleando contra su pecho, rasgó el sobre y extrajo una única hoja de papel. El mensaje era breve, pero devastador en su simplicidad:
"Tu pasado siempre te encontrará, Evelyn. No importa cuánto corras."
Un escalofrío recorrió su espalda. Releyó las palabras una y otra vez, buscando alguna pista sobre el remitente. La caligrafía no le resultaba familiar. ¿Quién podría ser? ¿James, con su mirada siempre atenta