El anuncio llegó durante el desayuno, cuando Lord Adrian se aclaró la garganta y todos los ojos se posaron sobre él.
—Este sábado —dijo con voz firme— celebraremos un baile en la mansión. Pequeño, pero formal. Es hora de que esta casa vuelva a tener algo de vida.
Un silencio atónito precedió a la explosión de júbilo de las hermanas Delacroix. Incluso el pequeño Thomas aplaudió sin entender realmente el motivo. Solo Sophia permaneció inmóvil, con sus ojos fijos en su padre, una pregunta silenciosa flotando entre ambos.
Clara sintió que el suelo se movía bajo sus pies. Un baile significaba invitados, ojos curiosos, preguntas. Significaba exponerse.
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