Adrian se soltó del agarre de James con violencia que hizo retroceder a su hermano tres pasos.

—No —la palabra salió como rugido—. No vas a llevártela. No después de todo...

—¿Después de todo qué? —Edward lo interrumpió con calma que era más provocativa que cualquier grito—. ¿Después de que la sedujo mientras estaba vulnerable? ¿Después de que aprovechó su posición como su empleador para manipularla emocionalmente?

Adrian cerró la distancia entre ellos tan rápido que nadie tuvo tiempo de reaccionar. Su puño se estrelló contra la mandíbula de Edward, enviando al hombre cojeando hacia atrás. El bastón cayó