El aniversario del centro comunitario marcaba un momento especial no solo para el pueblo, sino también para la familia de Bianca y Luca. Lo que una vez fue un humilde proyecto lleno de incertidumbre se había convertido en un símbolo de esperanza y transformación. El centro no solo ayudaba a jóvenes a encontrar su camino, sino que había unificado a toda la comunidad, atrayendo incluso apoyo de ciudades cercanas y organizaciones internacionales.
La plaza frente al centro estaba decorada con luces, guirnaldas y flores frescas, un reflejo de la celebración que se avecinaba. Los habitantes del pueblo, vestidos con sus mejores atuendos, llegaron en grupos, llenos de gratitud y alegría. Bianca y Luca, tomados de la mano, caminaron entre ellos, saludando a viejos amigos y compartiendo sonrisas con nuevas generaci