La tensión en la Editorial Soler era palpable, una mezcla de la habitual presión de las fechas de entrega y la presencia imponente de Marcos Soler. Clara, a pesar de sus roces con él, empezaba a entender la complejidad del hombre. Pero la verdadera prueba de fuego estaba a punto de llegar.
Era un martes por la mañana, y la editorial se preparaba para el lanzamiento de su novela estrella de la temporada, un thriller psicológico de un autor novel que prometía ser un éxito de ventas.
Las cajas con los primeros ejemplares ya habían llegado al almacén, y la campaña de marketing estaba en pleno apogeo. Había una efervescencia en el ambiente, una mezcla de emoción y nerviosismo.
Clara estaba en su oficina, intentando dar forma a una escena en la que el protagonista, un editor frío y calculador (inspirado, por supuesto, en Marcos), se enfrentaba a una traición. De repente, el teléfono de su mesa sonó con insistencia. Era Elena, la secretaria de Marcos, con la voz tensa.
"Señorita Romero,