16. Perfecto idiota
16. Perfecto idiota
Knox observó el contenido de su vaso como si fuera lo más interesante del mundo. Miró la hora en su reloj de pulsera antes de beber el líquido ambarino que había estado contemplando como un tesoro. Esperando.
El alcohol le quemó la garganta y, ni así, pudo apartar la sensación de ahogo que sentía desde que se despertó esa mañana. Esa opresión en su pecho solo lo había sentido una vez, el día que descubrió las fotos de Nova aferrada a los brazos de otro hombre. Ese mismo día que le había anunciado su embarazo a bombo y platillo.
Un gruñido escapó de su garganta. Suprimió los recuerdos tan pronto como llegaron. No necesitaba pensar más en Nova, mucho menos en el pasado que tuvieron juntos. Ella lo traicionó y eso jamás podría olvidarlo.
Cerró los dedos alrededor del vaso con fuerza, hasta que sus nudillos perdieron su color. Levantó la mano para llamar al mesero y pedir otro trago. Necesitaba olvidarse de todo.
—¿No es muy temprano para emborracharte?
Knox levantó la