Mundo ficciónIniciar sesiónHabían pasado dos meses desde la firma del divorcio. Dos meses que se habían sentido como una vida nueva. Aquel día Caroline salió de la embajada de su país en Milán con un sobre en la mano. Sentir el aire fresco de la primavera no solo le acarició el rostro sino el alma, porque en sus ojos se reflejaba el alivio y la felicidad.
Al detenerse en las escaleras, abrió el sobre y sostuvo su nuevo pasaporte en sus manos. Lo repasó una vez más, como si quisiera convencerse de que era real. Allí estaba, su apellido de soltera. Limpio, sin sombras, sin cadenas. Y grabó en su memoria ese momento que guardaría con cariño. Sí querido Mariano la esperaba de pie al lado del automóvil, tenía las manos en los bolsillos y usaba lentes oscuros. Cuando vio aquella hermosa sonrisa en el rostro de la mujer que amaba, no necesitó hacer alguna pregunta. - “¿Ya está?”, preguntó él, levantando una ceja con una sonrisa contenida.<






