Mundo ficciónIniciar sesiónLos aplausos aún resonaban cuando Leonardo abandonó el escenario, bañado en la satisfacción de verse adorado. Avanzó entre mesas, saludó a empresarios, estrechó manos. Todo bajo control, hasta que giró hacia la mesa principal.
El asiento de Caroline estaba vacío. Leonardo frunció el ceño. Miró alrededor. Ninguna señal de su esposa. Se inclinó hacia uno de los guardias más cercanos. - “¿Dónde está?”, preguntó Leonardo. El hombre se tensó, buscándola con la mirada. - “Hace unos minutos pidió permiso para ir al baño, señor”, dijo el hombre de seguridad. El vaso en la mano de Leonardo tembló apenas. No era la primera vez que Caroline intentaba algo. Se volvió hacia Mariano, que bebía tranquilo, como si no notara nada. - “¿La viste?”, preguntó Leonardo con un filo de amenaza en la voz.






