Mundo ficciónIniciar sesiónHabía absoluto silencio en la mansión. Leonardo había salido hacía apenas una hora, y con él, dos de los guardias más atentos. Los pasillos parecían respirar con alivio.
Mariano cruzó la galería con paso firme, como quien solo cumple una rutina. En la esquina se encontró con el guardia más joven y le lanzó una orden con la mirada seria. - “Voy a revisar la biblioteca, nadie entra sin que yo lo diga”, dijo Mariano. El muchacho asintió sin hacer preguntas. Mariano cerró la puerta tras de sí, pero no se quedó en la biblioteca. Una vez dentro, recorrió el panel oculto que conocía en su adolescencia, aquella mansión había pertenecido a la familia y Leonardo la había decretado suya. Avanzó en silencio hasta llegar a la pequeña sala de descanso donde Caroline estaba, afuera custodiaban dos guardias, pero adentro estaba sola. Ella estaba sentada en un sillón bajo, el cabello suelto y los






