Mundo ficciónIniciar sesiónLeonardo volvió al jardín todavía con el gesto endurecido. Había bebido de más, pero la furia lo mantenía sobrio. Mariano lo notó enseguida esa mandíbula apretada, esa manera de acomodarse el saco como si quisiera borrar con las manos el rastro de lo que acababa de decidir.
- "¿Todo bien?", preguntó Mariano con falsa inocencia, acercándose a él. Leonardo soltó una sonrisa breve, pero con expresión siniestra. - "Una zorra que creyó poder jugar conmigo. No durará mucho", respondió Leonardo. Caroline alzó la cabeza con un leve sobresalto; no entendía las palabras, pero el tono bastaba para helarle la sangre. Mariano, en cambio, fingió estar de acuerdo, inclinándose hacia él como un cómplice natural. - "Las mujeres a veces creen que pueden atarnos con tonterías", dijo Mariano, dejando la frase en el aire, como si hablara de cualquier






