Cap. 14. Independiente
Caroline llevaba un par de semanas en el pueblo. Marisol no se había contactado con ella; suponía que Leonardo debía estar siguiéndola de cerca, y cualquier movimiento podía revelar su posición. Esa incertidumbre la mantenía alerta, sentía que cada sombra en la calle pudiera esconderlo.
Aunque su amiga había asegurado los primeros meses de la pensión, los demás gastos pronto se volverían una carga imposible. El dinero que le quedaba apenas alcanzaba para lo básico. Necesitaba un trabajo, algo que le diera no solo ingresos, sino también un lugar al cual pertenecer.
Aquella mañana, con un abrigo demasiado fino para el frío de la montaña, recorrió las calles empedradas. Entraba en cada tienda con una sonrisa educada, preguntando si necesitaban ayuda. La respuesta era siempre parecida, amabilidad en las palabras, pero en el gesto, la negativa.
En la panadería del centro, la anciana detrás del mostrador se secó las manos en el delantal y le ofreció una mirada comprensiva.
- "Lo sie