La brisa marina golpeaba suavemente los cabellos sueltos de Alicia mientras caminaba por la arena fina de la isla. El sol comenzaba a descender, pintando el cielo con tonos dorados y naranjas que se reflejaban en el mar. Aunque el paisaje parecía un paraíso, dentro de ella se libraba una batalla emocional.
A cada paso, sentía la presencia de Dante tras ella, y su corazón no sabía si avanzar o retroceder.
Dante la alcanzó con pasos firmes, sin decir nada al principio. Caminaron en silencio por varios minutos, rodeados del canto de las aves marinas y el crujir de las olas. La tensión entre ambos se hacía cada vez más palpable, una mezcla de lo no dicho, lo sentido, y lo que comenzaba a nacer con fuerza entre ellos.
—Es un hermoso lugar —dijo finalmente Dante, rompiendo el silencio con una voz baja, casi melancólica. Alicia giró apenas el rostro, esperando que continuara. — Quizas es un refugio cuando se necesite pensar, desconectar... o simplemente recordar. —Hizo una pausa. Se notaba c