—¿No quisiste ir a seguir celebrando? — Le pregunto a Rocío que se ve tanto o peor que yo.
—Debía ver unos pendientes—evade olímpicamente mi pregunta, algo debe haber pasado en el paraíso de mi amigo Christin O'Connor que no sé, por lo que me atrevo a picar un poquito.
—O escapar como la gatita de pepe le pew.
—Para nada— dice, riendo por la comparación, aunque su risita es forzada.
Y eso que era yo la que tenía drams existenciales.
—Eso es bueno, pues yo sí. Ese idiota de Connelly me tiene los ovarios hinchados—Lo dije, necesitaba decirlo y no seguir aguantando los malos ratos que ese imbécil me ha provocado en nada de nuestro “Romance de contrato”.
—¿Y eso por qué? Yo los veo muy amorosos—en tus sueños mas locos preciosa, se nota que solo nos ves tras la pantalla, es lo que pienso, pero no se lo digo, tengo que guardar las apariencias.
—¡Ese es el problema! ¡No pasa nada entre nosotros!
Rocío me mira como si estuviera loca, pero qué le iba a decir, no era una mentira y tampoco expla