La ciudad se extendía bajo un cielo gris que prometía tormenta. Leo caminaba por los pasillos del colegio como un autómata, con el corazón latiéndole más fuerte que nunca y un nudo en el estómago que no sabía cómo deshacer. Había recibido el mensaje esa mañana, deslizado dentro de su casillero, como si alguien hubiera caminado por los pasillos invisiblemente, dejando piezas de un rompecabezas que él no había pedido resolver.
"Nos vemos esta noche."
Sin firma. Sin más información. Solo esa frase, escrita en la misma letra que la carta. Y él... no podía evitar obedecer.
Durante el resto del d