50. No puedo estar bien si sé que tú no lo estás
— ¿Tienes más noticias de mi hermano? ¿Está herido? — preguntó Elizabeth a Leonas. Él fue quien le avisó de lo sucedido al enterarse.
— Habla, muchacho, por favor. ¿Dónde está mi hijo? — quiso saber Julia, al borde de la angustia.
— He perdido comunicación con el helicóptero de camino a la mansión. No puedo rastrearlo. Lo único que puedo asegurarles es que Santos está vivo, así que voy a pedirles que, por favor, mantengan la calma — explicó el jefe de seguridad de los Torrealba, mostrándose tranquilo.
— Pero ¿cómo fue que ocurrió algo así? — preguntó la abuela del CEO, ahora más serena, pues lo único que importaba es que su nieto estuviese bien, con vida.
— Al parecer, el helicóptero en el que se trasladaría de Río de Janeiro a São Paulo perdió rumbo a causa de un temporal, aún no sé con exactitud.
Ana Paula negó con la cabeza, asustada. Las manos de Laura tomaron las suyas, buscando darle calor y consuelo.
Pronto el salón de la mansión estaba cubierto por un manto de súplicas y