Capítulo 068

—Deberías irte a un hospital —habló la mujer, con una sonrisa—. De lo contrario…

No esperó ni siquiera a que terminara la frase. Se dio media vuelta y corrió hacia el ascensor.

Las puertas metálicas se abrieron a los pocos segundos y subió al cubículo en medio de un grito desgarrador. Todo su cuerpo se tensó y supo que estaba teniendo contracciones.

Con veinticuatro semanas de gestación, esto de ninguna manera debería estar pasando.

Miró su rostro en el espejo del ascensor. Su aspecto reflejaba la tristeza y la traición. Tenía el pelo desordenado y se adhería a su frente debido al sudor. Sus ojos estaban rojos, con lágrimas. Muchas lágrimas.

Cuando llegó a la planta baja, el guardia contratado por Alejandro y que custodiaba dicha zona se puso alerta al instante.

—Señorita, ¿a dónde va? El señor Alejandro…

—Él no está, y tengo una emergencia justo ahora.

El hombre pareció notar la mancha roja en su ropa y dijo al instante:

—Debo informarle.

—Lo que debes hacer es llevarme a un hospital
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