—No te mentí cuando te dije que te había extrañado—dijo él, en su oído, su aliento provocando cosquillas y hormigueo.
—Aidan...
—Quiero estar contigo otra vez—mordió el lóbulo de su oreja y ella creyó morir— Me muero de ganas de tenerte entre mis brazos.
Era demasiado, una tentación tan cruda que desafiaba todo su buen sentido. No podía cometer el error de ceder.
—Aidan—lo empujó con suavidad, alejándolo de sí— Está claro que tuvimos una relación hermosa. Demasiado, no puedo correr el riesgo de enredarme otra vez contigo.
—Sharon.
—Escucha, solo escucha—ella elevó su voz, que se hizo casi de ruego — Me ha costado mucho superarlo, realmente. Aún me cuesta. Es verte y caer.
—Me pasa igual.
—No, no, Aidan. No es igual—lo miró, tomando su barbilla y obligándolo a mirarla de verdad, para que se percatara de lo que pasaba— Tú me deseas, quieres tenerme en tu cama, en tus brazos.
—¿Está mal?—él elevó sus cejas— Eres fuego que me hace arder a, nadie me ha excitado como tú.
—Esta no fue una re