Ella era una mujer fuerte y acostumbrada a mover pacientes, pero Aidan había sido artero y no dudó en recargar toda su musculatura sobre ella. Un caprichoso niño, eso es lo que era, acostumbrado a obtener la atención de las mujeres. Era increíble cómo podía ser hermano de Milo, tan correcto y caballero que era este. Incluso Kaleb, que era un seductor por naturaleza y probablemente un cínico, era atento y gentil.
<<Justo me toca a mí lidiar con la oveja negra de los Monahan. No tiene un ápice de decencia o atención en sus poros>>, sentenció.
Estaba más que claro que había procurado escandalizarla para obligarla a batirse en retirada, haciendo que corriera presa de calores y rubores. La salida al jardín había sido el comienzo de una serie de actividades con las que él pretendió molestarla. Había abusado de las frases con doble intención a cada momento, inquiriendo con ironía sobre su experiencia sexual, sus novios, nada de lo cual la hizo reaccionar, pues ignoró cada intento.
Lo más dif