Carlos exclamó con sorpresa:
—Camila le tiene pavor a esos animales blandos, hasta una oruga la aterra, ¿cómo podría atreverse a atrapar una serpiente? Este set está en las afueras, no muy lejos del vestidor hay un arroyo y un bosque, bien pudo venir de ahí. Aurora, te lo ruego, no culpes a Camila de todo, ¿sí?
Carlos ya estaba completamente envenenado por Camila.
Fuera cual fuera la situación, siempre la defendía de inmediato.
Ni siquiera pensaba: si la serpiente vino del bosque, ¿por qué precisamente terminó en el casillero de Valerie?
Ya no tenía ganas de discutir con él.
Seria, miré a Camila, que estaba en sus brazos, y le advertí a Carlos:
—Ya sabes cómo me pongo cuando me vuelvo loca, lo viste hace cuatro años. Más vale que reces para que Valerie esté bien, o no tendré problema en lanzarte a un nido de serpientes para que sientas lo que es una mordida.
Los ojos de Camila mostraron un destello malvado por un instante, pero fingió tristeza y dijo con una voz dramática:
—Aurora, lo