Capítulo 708
—¡Dios mío, con esa barriga tan grande, si se cae así, ¿los bebés estarán bien?

—Es difícil decirlo, ha perdido mucha sangre, la cosa no pinta bien. ¿Cuándo llega la ambulancia?

—¡Rápido, hablen con el responsable del parque, averigüen si hay una sala de primeros auxilios! ¡Tenemos que llevarla allá!

—¿Qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a hacer? ¡Mi hijo no lo hizo a propósito! Si a ella o a los bebés les pasa algo, ¿cómo lo vamos a compensar?

Las voces de los que miraban y los gritos de los padres llenaban la sala de descanso, junto con el llanto de los niños.

Yo, muerta de miedo, me agarraba el vientre; el dolor lo hacía todo borroso y oscuro.

Con las manos llenas de sangre, me aferré a la persona a mi lado y le rogué:

—Mis bebés... sal... salven a mis bebés...

No entendía lo que me decían; todo era un murmullo borroso. Solo seguía suplicando que salvaran a mis bebés.

En medio de mi desesperación, un hombre entró a la sala de la nada.

Era Javier, con la cara llena de preocupación y angust
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